Carrera batalla de Arapiles

Arapiles (Salamanca), Domingo 10-03-2019

Clasificación

Chuchi Fresno: ” 10.900km que recorrían  los puntos más importantes del Sitio Histórico y bien de interés cultural declarado por la Junta de Castilla y León desde 1994, donde en el año 1812 las tropas francesas sufrían una importante derrota a manos de las tropas de la coalición hispano-Lusa-inglesa que como reconocen muchos historiadores contribuyó en gran medida al fin de la época napoleónica y a dibujar gran parte de la estructura europea . Hay un centro de interpretación bastante completo explicando toda la batalla. Día con temperatura muy agradable, recorrido por caminos de sube y baja que las piernas lo sentían, lo mejor el final ricas patatas meneadas con buenos torreznos , su buen pan del pueblo y bebidas, ah sólo un morado.

Tres Valles Skyline 2019

La Alberca (Salamanca), Domingo 10-03-2019

Clasificación

Edu Fiz: ” Más que una carrera de montaña.
La aventura comenzó el sábado. Llegamos a la Alberca, dejamos las cosas en el hostal y mientras estamos en la cola para recoger mi dorsal hablamos con Sole para que Raquel se vaya con ella a terminar de marcar una zona de La Peña. Le digo que si hay plazas en el coche yo me apunto también.

Dicho y hecho. Allá nos vamos. Después ver unas cabritas y poner unas cintas que faltaban un minuto de relax, de calma…. Nunca había visto ponerse el sol desde La Peña y os puedo asegurar que es precioso.

Vuelta a La Alberca, una cervecita y a cenar donde ya sabemos que nos tratan bien, en el Restaurante los Robles.
Por la mañana salimos del hostal para estar a las 8 en la plaza. Yo no salgo hasta las 9.30 pero Raquel tiene que ir a su puesto como voluntaria. Me quedo solo, un cafetito y vuelta al hostal. Hay que ponerse la ropa de faena.

A las 9.15 nos plantamos todos los corredores en la línea de salida. Con Tate y Depa como maestros de ceremonias a falta de unos segundos comienza la cuenta atras…. 3,2,1…… Come On!!! Comienza el rock & roll.


Salimos del pueblo por un camino por el que recorremos 4 km hasta llegar al primer cortafuegos tras el cual empezamos a zigzaguear por un sendero. Después vendrá otro cortafuegos , tras el primer paso junto a la carretera en el que se oyen las voces de Cristina animando antes de ver que esta allí.

Este es más duro que el anterior pero bastante mas corto. Después seguimos por el sendero hasta llegar al Vía Crucis, el cual dejamos a un lado para subir por las piedras dirección al reloj de sol de La Peña, antes de entrar por el, primera paradita para dar un abrazo y un beso a mi pelirroja.

Después de subir las escaleras y la pequeña rampa para llegar a la iglesia comienza el descenso hacia el Paso de los Lobos, después de volver a recibir los ánimos de Cristina que estaba en todas partes…jeje. Descenso al Paso de los Lobos y avituallamiento, donde me encuentro con Eve , tan detallista que nos ha preparado carteles de animo a todos los conocidos que estamos corriendo.

Se los han pisado un poco pero importa el detalle. Seguimos dirección a la Mesa del Francés que  dejaremos a nuestra derecha, pasamos por una cresta de piedras muy chula en la que algunos no se atreven a mirar a los lados. Tras encontrarnos de nuevo con los de la larga, llegamos al segundo avituallamiento en el que nos separaremos otra vez. Al salir de el, en vez de seguir por la pista de la edición anterior comenzamos a subir, mas hacia la derecha para seguir por la otra ladera, mucho mas espectacular.

Un serpenteo muy técnico con un sube y baja constante durante 3 km en el que reinan las preciosas vistas y sobre todo EL SILENCIO.
Llegamos a una pista que nos llevará a otro avituallamiento para después seguir disfrutando de este paisaje . Cruzamos la carretera que va a Batuecas en el alto del Portillo. Solo quedan dos km. La mayoría de bajada, aunque la mayoría lo hago caminando por que la rodilla empieza a dar guerra. Al pisar las calles de La Alberca se olvida todo el cansancio. Atrás queda una aventura de 4 horas, la mayoría en solitario, en la que hubo tiempo para pensar, sufrir, disfrutar y experimentar eso que Manu bautizó como Magnetotermia. Llegando a la plaza mayor los ánimos de la gente hacen que te sientas capaz de correr aunque te duela todo. El giro en la plaza de la iglesia pone los pelos de punta y otro giro después ahí esta Claudio indicando a meta. Entrada en la plaza, paso por el arco de meta , mirada al cielo ;

ESTA VA POR TI!!

Media maratón Roma Ostia

Roma (Italia), Domingo 10-03-2019

Braulio Hernández : “Crónica de un viaje .

La idea de ir a la Media Maratón de Roma Ostia, surgió a últimos de octubre pasado, tomando unas cervezas con mis compañeros del Club OASIS de Tres Cantos. El joven Quique me mostró una servilleta de papel con la firma de seis compañeros decididos a ir a esa Carrera, la media maratón más popular de Italia a la que acuden un gran número de corredores. Quique estaba muy motivado, quería hacer marca. Y yo, que llevaba más de tres años sin apenas participar en carreras, excepto las del Viaje anual del C. A. Macotera (mi última Media fue la de la Ruta de la Reconquista, hace dos años), les dije: ‘Me apunto a Roma, pero iré si vamos un buen grupo’. Y añadí mi nombre en la servilleta. Por circunstancias, ese grupo no sólo no aumentó, sino que se redujo; al final sólo nos inscribimos cinco: Patricia, Cecilia, Alfonso, Quique, y éste que escribe. Lo prioritario era reservar el vuelo (si lo posponíamos iría subiendo de precio). Días después ya tenía el billete, con Ryanair.
En el proceso de inscripción online, en uno de los apartados a cumplimentar (en italiano y en inglés) ponía RUNCARD;yo, creyendo que sería algo opcional, para la ‘élite’, lo pasé por alto y procedí al pago. Días después, me informé que la Runcard es un seguro para las carreras populares, obligatorio según la legislación italiana. Son 15 euros. Me pareció exagerado para una carrera. Pero en Italia sirve para todo un año. Y aquí no acaban los requisitos: la Runcard tenía que ir acompañada con un certificado médico que acredite, con las pertinentes pruebas, que uno está capacitado para correr. Sin ambos requisitos no me darían el dorsal, me dicen por correo-e los de la organización. ‘De haber sabido esto no se me habría ocurrido inscribirme’ lamenté, jurando en arameo. Pero, si no quería dar por perdido lo invertido (sobre todo el dinero del vuelo), tenía que pasar por el aro. Uno de los motivos de este escrito es para informar de esos requisitos, por si alguno queréis correr en Italia.

Hoy, un día después de haber vivido la experiencia junto a mis cuatro compañeros tricantinos, estoy en condiciones de recomendar la Roma Ostia. Es una prueba con solera y prestigio en el calendario: forma parte de la IAAF Road Race Gold Label y este año se corría su edición nº 45. Se palpa que está muy bien organizada. Y disfrutas de un fin de semana pateando la ‘ciudad eterna’. Y de paso te enteras, sin que te lo cuenten,  que Roma tiene playa y puerto de mar, en Ostia, donde el Tiber desemboca.

La salida, por cajones, se da a las 09’15. En esa primera oleada salieron los corredores de la élite y los que habían acreditado un tiempo de hasta 1’35 en una media maratón (corrida en el ultimo año); en ese cajón estaban Alfonso y Quique. En la segunda oleada, a las 09’22, salieron los corredores que acreditaron en la inscripción un tiempo de entre 1’40 y 2’00 horas; en ese grupo estaba Cecilia (hasta después de la carrera, pues no había leído el reglamento, no me enteré que en ese grupo entraban corredores con una acreditación de hasta 2 horas en la media maratón). Y, por fin, a las 09’30, salíamos los corredores que no acreditamos tiempo alguno en la inscripción, entre ellos estábamos Patricia y yo. Aunque no no corrimos juntos, tuvimos la precaución de colocarnos pronto al principio de ese cajón, aunque ello nos supusiera tener que estar casi una hora quietos, guardando el sitio. También, a las 09’30 salían quienes hacían un buen tramo del recorrido andando.

A nivel deportivo, fui a Roma sin motivación especial. Quería hacer una Media, quizá mi última media maratón, disfrutando, sufriendo lo menos posible. A mi edad, salgo a correr, días alternos, para mantenerme ‘en forma’. Para mi, el objetivo era pasar un buen fin de semana turístico – deportivo. Y se consiguió. Salimos de Madrid el viernes, a las seis de la tarde. El hotel, el American Palace, está próximo a la estación de metro Via Laurentina (de aquí sale el bus para el Aeropuerto de Roma Ciampino) y desde ese hotel, de cuatro estrellas, se puede ir al trote, calentando, hasta la línea de salida de la carrera. Quique, por su trabajo domina el italiano, se ocupó de la logística y fue el impulsor. Una vez dejadas las mochilas en el hotel, tomanos la linea del metro y fuimos a cenar, pasta, por la zona del Coliseo. Contemplar de noche, iluminados, el Coliseo, el Arco de Constantino, las impresionantes ruinas del Foro, y los monumentos aledaños, es un espectáculo sublime.

¿Y de la carrera? Gran parte de la misma transcurre por una autovía, con rectas infinitas, con sus márgenes escoltados, cual guardia pretoriana, por los característicos ‘pinos de Roma’ (pinos a los que Ottorino Respighi dedicó una composición homónima). Debe ser un trazado favorable, pero, durante buena parte de la carrera, yo tuve la impresión de que era menos plana de lo que Quique nos decía… A nivel personal, es la primera vez que he participado en una carrera viviendo un hecho inédito para mi: poco después de rebasar el kilómetro 2, alcanzamos a la cola de los corredores del cajón que nos precedió, el de las 09’22 (era un grupo de animación, todos disfrazados con una peluca de color azulón); y, a partir de ahí, y prácticamente hasta varios kilómetros antes de llegar a meta, toda la carrera fue un ir adelantando, masivamente, a corredores. Algo que no acababa de entender, aunque me inyectaba moral a raudales. Increíble. Después, comentándolo entre mis compañeros de viaje, supe el porqué: “en el grupo de las 09’22 iban corredores con un tiempo acreditado de hasta 2’00 horas en una Media”. A nivel personal, como resumen, puedo decir que mi última media maratón, la Roma Ostia, ha sido para mi la más cómoda, en la que menos he sufrido. Ya era hora. A nivel de grupo, he tenido la satisfacción de haber hecho un viaje agradable con compañeros de mi Club tricantino. Con el añadido de que Alfonso (mismo crono que Enrique, fueron juntos) quedó segundo en su categoría (+55) con un tiempazo de 1’19. No pudo recoger su merecido premio porque los trofeos se entregarán dentro de un mes. A mi, por si acaso ésta fuera mi última Media, me quedará el grato recuerdo de, con mi modesto 1’37 y 1949 de la absoluta, haber quedado 7º, y mejor participante extranjero, en mi categoría (+ 65).

Fue un fin de semana redondo. El tiempo acompañó. El sábado salió un día radiante, primaveral. El domingo, día de la carrera, estuvo nublado, ideal para correr. El sábado, antes de desayunar, hicimos un pequeño calentamiento, acercándonos hacia la zona donde se daría la salida de la Roma Ostia. Desayunamos en una terraza, camino de la Feria del Corredor, a donde fuimos a recoger los dorsales y la bolsa. Teníamos el resto del día para patear la imponente Roma. Y vaya si la pateamos ¡nos salió una media maratón recorriendo la Ciudad Eterna! Visitamos, entre otros, el Circo Máximo, el río Tiber con sus puentes, el imponente Panteón de Agripa o Panteón de Roma – un tempo de planta circular erigido por Adriano entre los años 118 – 125 d. C., construido completamente sobre las ruinas del templo erigido, a todos los dioses, por Agripa en el año 27 a. C. y arrasado por un incendio en el año 80 –, la Plaza Navona, centro de la vida social, cultural y turística de la ciudad, el Castillo de Sant’Angelo desde el puente sobre el Tíber, la Plaza de San Pedro y exteriores del Vaticano. Desde éste nos dirigimos hacia la Plaza del Popolo, de las más visitadas de Roma; luego fuimos a visitar la Plaza de España. Y, como broche, cerramos nuestra media maratón turística del sábado, visitando, ya anochecido, la sublime Fontana de Trevi, desbordada de turistas que la contemplaban sin prisas, extasiados, desde el graderío. El domingo, tras la carrera, regresamos al hotel (pagamos un suplemento, para poder retrasar la salida del mismo: 10 euros por hora la habitación). Y para despedirnos de Roma, el vuelo salía a las 20’00 h, qué mejor que ir a comer una pizza, y visitarlo un poco, al  popular y bohemio Barrio del Trastevere. Y en la mente de mis compañeros ya correteaba la idea (desde que cruzaron la línea de meta) de su próximo reto: ir a la Media de Praga, la ciudad bohemia del Moldava.