La ‘Vallecana’ de morado
31 de diciembre, Avenida de Concha Espina, el Santiago Bernabéu como testigo… Hasta ahí todo forma parte de la tradición: despedir el año, y van 17, corriendo la San Silvestre Vallecana. Pero no es una San Silvestre más. Es la primera vestido de morado y la primera con Ana, que observa con los curiosos ojos de una debutante la parafernalia de la mejor carrera de fin de año de todo el planeta. Presume de pulsera de <50 lograda hace apenas un mes. Aunque le cueste reconocerlo, está en su mejor momento. Pero esta carrera, y más aún en tu debut, no es para correr. Es para empaparse de un ambiente difícilmente igualable, y como dice el presi Juan Antonio, los de Macotera a las carreras vamos a disfrutar. Solo la atmósfera de la Sanrocada puede competir con la Vallecana. Y es que en las angostas calles de Macotera quien te anima son amigos y familiares y eso es un plus insuperable (y que si digo lo contrario me echáis del club y no alcanzar ni el medio año sería sonrojante). En fin, que Ana salió con la morada, con un gorro de Papá Noel y con las piernas cargadas de ilusión. Su experiencia será ella quien tenga que contarla porque fuimos a ritmos diferentes, pero nada más cruzar la meta me confesó: “tenías razón, esta carrera es increíble”. Desde Atocha hasta Vallecas el ambiente es sencillamente conmovedor. La hilera de niños que buscan un simple choque de manos es infinita y no tiene parangón. Y sí, como no podía ser de otra manera, Ana se encontró a uno de Macotera. No existe explicación razonable, pero en cada rincón del planeta hay siempre un macoterano. Y como pude comprobar el año pasado en Santander, los de Macotera allá donde van, se hacen notar.
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Enhorabuena, pareja.