Fin del Ciclo de Maratones, por Miguel Carelis

migel paraguay

Hace un mes tocaba recorrerse medio mundo para correr la maratón de Blacktown, Sidney, Australia. Vale la pena meterse 26 horas en un avión para disfrutar de una ciudad como Sidney. El conjunto formado por la Opera, el puente, la bahía y los rascacielos de la zona centro es algo maravilloso. Me he recorrido todos y cada uno de los rincones desde donde se puede observar el conjunto. De día, de noche, al amanecer, al atardecer, todo igual, todo distinto.

El viaje lo realicé con una maravillosa pareja…Luis castaño y Maria lidon, grandes amigos que se van haciendo en estos largos viajes recorriendo el planeta. Como llegas y el dormir a la hora es imposible realizamos varias salidas por las calles de madrugada, cuando la ciudad duerme. Es algo inolvidable trotar por los rincones de la Opera, los parques, las calles vacías, todo para dos españolitos corriendo, perdón, disfrutando de una paz inesperada en una ciudad grande como Sidney.

La maratón es en un barrio de Sidney, a unos 40 kilómetros. La zona urbana de Sidney alcanza hacia el interior hasta las montañas Azules, unos 70 kilómetros. Es un festival del running. Hay carreras para todos, caminata, ginkana, barbacoas. Una fiesta donde el barrio se vuelca. La maratón la corren unas 250 personas y el trato es muy familiar.

El recorrido es ida y vuelta por un lateral de la autovía westlink m7. Un recorrido duro, hasta esa fecha, la maratón mas dura que he corrido. El día ideal, allí es invierno y yo con frio corro mejor y mas rápido. Durante la primera mitad muy bien y sin sufrir las molestias en mi pierna, voy despacito pero contento. Cuando llegas al punto de retorno, es volver pa’ casita, ya es mas fácil. Desde la media maratón a los treinta toca relajar el ritmo ya que mis abductores se quejan, me he emocionado un poco con el ritmo y toca relajarlos. Van cayendo los kilómetros y las sensaciones mejoran y mucho. Me pone ir mas rápido, pero mis ultimas experiencias han sido muy malas y prefiero mantener un ritmo constante. Llego a los últimos kilómetros con muchas fuerzas, joder, hacia tiempo que no disfrutaba tanto en una maratón. Otra pa’ la saca. Otro continente conquistado y de una forma estupenda.

Miguel con la medalla conseguida tras su última maratónTocaba celebrarlo y por todo lo grande. Tenia reservada una cena en el restaurante que hay en Torre Sidney. El suelo se mueve según vas comiendo y vas viendo toda la ciudad. El resto del viaje patear todos los rincones que hemos podido. Doy fe que hemos hecho mas kilómetros andando que en la maratón.

Tras volver a casita y ver como habían recuperado mis piernas me entro una idea en la cabecita. Por que no aprovechar todo el entreno de Sidney, realizar una maratón en América del sur y así acabar mi reto de correr en cada continente. Hala, manos al ordenata y a buscar…….en un mes hay una, Asunción, Paraguay. Un par de días para pensarlo yyyyy que coño si ya lo tenia pensado desde el principio, inscripción, vuelos, hotel y pistaaaaaaaaa.

Quedan tres semanas y básicamente solo necesito no cansarme mucho, no comer mucho y no beber mucho en las fiestas.

Ya no me acordaba lo que duele el culo en el asiento del avión. Otras 11 horas de viaje y mi culo plano. Esta vez la ciudad que me encuentro es muy diferente. Asunción se ha quedado parada en los años 70. La zona centro, donde me alojo, esta envejecida, sucia, atrasada. Lo mejor sus gentes amables, alegres…

El recorrido es recorrer una gran avenida de diez kilómetros cuatro veces salvo el final que nos sacan a la avenida costanera, una zona de playa junto al rio. La organización había colgado un vídeo timelap, pero en el vídeo no se apreciaban las cuestas que me encontré, me gustan las sorpresas pero esas no.

Empezamos prontito, 5:30 de la mañana, junto a una compañera desagradable, la lluvia. Nos va a llover varias tormentas durante la primera mitad de carrera. Impresionante que manera de caer. Las calles no podían con toda el agua y buscábamos las ceras, hasta en una gasolinera me metí para soltar algo de agua de mis zapatillas. Hasta ahora había tenido suerte, nunca había corrido una maratón con lluvia y para la ultima me toco y bien. Lo único bueno es que bajo tanto la temperatura que en la segunda parte lo agradecí.

Los últimos 12 kilómetros serán con el viento de cara…que gozada!. Ese viento me enfría, me refrigera y las sensaciones que no han sido buenas hasta entonces desaparecen, no solo mantengo el ritmo sino que voy mas rápido, adelantado a mucha gente y como me paso en Australia termino con fuerzas y disfrutando nuevamente en una maratón. He terminado mi doceavo maratón, he conquistado mi sexto continente.

Hace seis años sufría cinco minutos en una cinta y ahora no domino correr una maratón, pero si que controlo como correrlas.

Compañeros, compañeras.. los sueños que se tienen despiertos, se cumplen, solo hay que levantarse, mirarse al espejo y creer en uno mismo.

Soy el puto amo.

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