VIII Legua Villa de Macotera
Macotera (Salamanca) , 20-02-22
Antonio Oreja:
Vuelven las carreras a Macotera.
Quién nos iba a decir hace dos años que iba a venir la que nos vino? Pero por fin parece, que poco a poco vamos volviendo a recuperar todos esos buenos momentos que nos habíamos perdido estos años.
La mañana amanecía con un sol que anticipaba lo que iba a ser una gran jornada de reencuentros, de charlas pre y post carrera y de ver que este pueblo sigue teniendo mucha vida.
Tras los preparativos de rigor, da comienzo la carrera y tras un inicio un poco titubeante, por saber que tal estará el cuerpo, poco a poco nos vamos sintiendo bien. Según vamos llegando a la cuesta, vamos preparando el cuerpo y al tran-tran la pasamos sin problemas. A partir de ahí, se ha hecho un poco largo la vuelta hasta Macotera, pero en buena compañía, siempre se lleva mejor. Ya en la plaza una buena acogida de las gentes de Macotera, familia y amigos.
Para terminar con una mañana genial, unas ricas roscas cortesía de esas maestras de la masa, que cada año se superan y un caldito hecho con el cariño de nuestro cocinero particular.
Hemos vuelto y ya estamos esperando la siguiente.
José Manuel Blázquez:
En un principio no debería haber estado corriendo la Legua de Macotera pues mi hija Lucía tenía su primera competición de gimnasia rítmica, pero en Madrid aún solo puede entrar un familiar a este tipo de competiciones y ella no dudó y eligió a su abuela.(jjjj puñalada al corazón como padres).
Me gustaría hablar de tiempos, los míos son muy humildes, me gustaría hablar de trofeos o incluso de marcas personales pero eso no es lo importante de esta carrera.
Disfruté mucho desde la hora a la que estábamos citados para colocar vallas, poner los arcos de salida y meta, atar carteles por las farolas y para mantener miles de conversaciones con gente distinta.
Cuanta vida da esta carrera en nuestro pueblo. Veías las caras de la gente que mostraban felicidad y ya solo por eso merece la pena organizarla.
Una organización que es una pasada y a la que sólo puedo dar gracias. Que trabajazo y cuanta ilusión transmitís a la gente de Macotera. Durante todo el domingo creo que la gente está con otro talante y el pueblo se llena de abrazos, de sonrisas, de ánimos y sobre todo de Felicidad.
El caldo, madre mía estaba buenísimo, y las rosquillas contribuyen para que estemos de charleta con nuestros vecinos.
Mi carrera la puedo resumir, en disfrutar gracias a mi amigo Ronco que dijo que la corría conmigo y me cuidó, me ayudó a no tirar la toalla y a sentir orgullo de lo conseguido.
Y puede que fuera eso, lo que sentía al volver a Madrid, orgullo de ser de Macotera y de pertenecer a este club, que sinceramente es más que un club de atletismo, para mí es VIDA.
Mis padres acudieron a la plaza para animarme y felicitarme, y eso amigos, eso es lo que llena nuestro corazón. Sentir que un domingo cualquiera de febrero tenemos una excusa para volver a sentirnos niños y correr por el pinar.
Una carrera donde sientes orgullo por lo tuyo pero también orgullo por esas personas que son importantes para ti, por aquellas personas de las que sabes que luchan mucho todos los días, orgullo por ese Juan que no sólo corre si no que también crea un gran ambiente, orgullo por cada componente del club que crean sentimiento de familia y orgullo por Juan Antonio Falogo que está pendiente de todo y crea ILUSION Y VIDA en Macotera.
Solo espero que para el año que viene esa cuesta del Pinar la puedan allanar pero sobre todo podamos disfrutar de nuestras gentes.
Doy las gracias a las 3 mujercitas de mi casa que me apoyan en todo y a las que eché de menos en todo momento. Por cierto, Lucía quedó primera. Yo la dije que quedé segundo. “Claro papá, corrías con Ronco que es muy bueno pero es tu amigo”(bendita inocencia).
Gracias por hacernos vivir algo tan especial.
Mónica Carabias:
Domingo 20 de Febrero…
Amanece un día espectacular, con un cielo precioso y donde el sol brilla con fuerza.
Me levanto con ganas, pero con muchos nervios y dudas, será mi primera carrera y qué orgullo que sea en mi querido pueblo, Macotera,con mi gente!!!
No sería ésta la primera vez que subiría la cuesta del pinar, ya que durante toda esta semana he soñado con subirla 2 y hasta 3 veces por noche…
Me dicen que estoy preparada para ello, pero yo no me lo creo, aunque eso sí, el trabajo está realizado en los entrenamientos de Salamanca.
Tengo tanta gratitud hacia mi ” equipo”, Jorge, Tomás, Manolo, Chuchi, Javi, Manu, Pilar…que si hoy estoy cogiendo mi dorsal es por lo que me han aportado y enseñado.
Pero sobre todo, me acuerdo continuamente de Chamorro, que me hace ser constante, me cuida, me exige con mucho cariño y confía en mi.
Música, charlas con gente que hacía tiempo que no veía, abrazos, risas y un ambiente alucinante, y de pronto… me veo pasando por el arco de salida dirección a “la Candi”, aunque esta vez no compraría pipas y seguiría de largo.
Mi primo Manuel y mi amigo Dani van a mi lado, serán los que me cuiden, animen, hablen y me ayuden durante toda la carrera.
Y así, llegamos a la dura cuesta que Juan Antonio “Falogo” hace unas semanas me demostró que era capaz de superar y no permitirme decir que no puedo.
Cierto, la supero con más facilidad y felicidad de lo que creía, y ya sólo quedan 2 km para el final, pero por momentos pienso que algún gracioso está moviendo
Macotera en dirección a Peñaranda porque se me hace demasiado largo.
Recuerdo que alguien me enseñó que ” el esfuerzo no se negocia” y cuando quiero darme cuenta estoy en la Plaza de la leña, donde veo que mi compañero Jorge viene en mi busca como prometió.
Ya escucho la música, voces de los vecinos y amigos animando por el frontón que me hace coger la energía y ganas suficientes para la última cuesta, la que me lleva a
mi querido y añorado ” Café Central” y habré terminado mi primera carrera!
Y veo el arco de meta, y recuerdo qué lejos estaba este verano cuando mis amigos me picaron para salir a correr hasta el río, y yo no llegaba ni a la depuradora.
Aquí estoy, terminando esta Legua MAcoterana, la carrera de “las rosquillas” ( buenísimas, por cierto).
Ver a mis padres en la meta, mi primera meta, seguro que tan orgullosos de mí como lo estoy yo, es algo inolvidable.
Reto superado, ¿será el próximo la San Rocada? Lo que sí tengo claro es que la morada del Club de Atletismo de Macotera me tiene que quedar muy bien!!!!
Amenazo con luchar para ganarme el honor de llevar esa camiseta, de la que cuentan las malas lenguas que “da alas”.
Y por último, me gustaría agradecer a Atletismo Macotera por hacerme sentir parte del club aunque aún esté lejos de pertenecer, por crear “magia” un domingo de febrero
cualquiera, y a cada una de las personas que confió en mi y no paró de animarme en estas semanas.
Zurich Maratón Sevilla
Sevilla 20-02-22
David Escudero: Domingo 20 de febrero de 2022. Eran las 06:15 de la mañana cuando sonó mi despertador, desayuno, ducha y bien de vaselina para el cuerpo. Casi dos años después, por fin volvía a ponerme la equipación morada y mis deportivas de competir. Ya estaba listo, me dirigía a la salida de la carrera con un chubasquero como abrigo y los nervios a flor de piel, me metí en mi cajón correspondiente y a esperar el pistoletazo de salida. Comienza la carrera, el primer kilómetro imposible avanzar entre toda la gente, poco a poco me voy haciendo hueco y encontrando mi ritmo, voy bien y motivado. Sobre el kilómetro siete empiezo a notar un dolor en el gemelo, pero ni caso, intento no pensar en ello y continuar la carrera. Llega el kilómetro diez y toca coger fuerzas, continuamos pero la pierna cada vez me duele más, decido bajar el ritmo para recuperar, pero parece que no mejora. Por fin llega la mitad de la carrera, la media maratón, contento incluso con el tiempo, 1:45 está bastante bien y me motiva a seguir; sabía que el tiempo que quería hacer se me escapaba, echaba en falta a mis compañeros en estos momentos duros para que tirarán de mí. Seguimos la carrera, no puedo más, mi pierna no aguanta, voy cojeando y casi sin fuerzas pero, tengo que seguir, quiero acabar la carrera. Llega el kilómetro treinta, solo quedan 12, me parece un mundo, no sé si llegaré, mi cabeza quiere abandonar y mi pierna no aguanta, pero continúo. Llegamos al kilómetro treinta y siete muy bajo de ánimos y casi sin fuerzas, allí estaba mi novia con una amiga y les digo que voy mal pero al verles me da ánimos para seguir. Venga que yo puedo, me digo a mí mismo. Kilómetro treinta y nueve, me da el bajón y me paro de golpe, no sé qué ha pasado, recapacito y sigo corriendo como puedo, estoy muy desanimado y quiero acabar ya, solo quedan tres kilómetros pero no veo el fin a esto. Kilómetro cuarenta, sólo quedan dos, no puedo más y llevo las piernas arrastrando, sigo que ya lo tengo, me voy acercando a la meta y veo a mi novia, le digo que venga pero ella no entiende nada, le abrazo y le digo que por favor acabe conmigo la carrera. Sigue conmigo y por fin veo la alfombra azul, lo tenía hecho, cruzo la línea de meta, me vengo abajo y mi novia me abraza, entonces vamos a por la medalla y me empiezo a animar de nuevo. Esto era mío, lo había conseguido, he sufrido mucho, pero aún así logré acabar la carrera. Ahora toca descansar y recuperar esa pierna, esperemos que la próxima salga mejor pero, esto es así, por muy bien que te veas, en un maratón pueden pasar muchas cosas, lo importante es seguir entrenando para poder mejorar cada día y no rendirse.